Digamos que no hay más excusa que el trabajo ha saturado mis ganas de hablar del trabajo. Así de simple. Intentemos poner remedio a ello hablando de la primera liberación:
El nuevo libro con Felipe H. Cava, ya está a punto. Dargaud prepara su publicación en marzo y su posible presentación en el QUAIS DU POLAR, el Festival de novela negra de Lyon.
Recién he recibido las pruebas de cubiertas del libro. Si os preguntáis dónde está el título, deciros que irá en barniz brillante transparente sobre la figura.
También dejo aquí estas líneas de Felipe que hablan por sí solas de lo que os espera a quienes os acerquéis a leerlo:
Las oscuras manos del olvido.
Aunque en alguna
ocasión ha sido abordado, y muy colateralmente, el asunto de ETA en la
historieta española, es la primera vez que un cómic se acerca con cierta profundidad
a esa historia.
Para ello, y tras un
armazón de suspense (un mafioso marsellés, recién salido de la cárcel, que
tiene que cumplir un encargo pendiente: el que le hizo un empresario vasco,
sometido a extorsión por la banda terrorista, en el caso de que él o su familia
fallecieran en un atentado, lo que ha sucedido mientras permanecía encerrado),
decidimos optar desde un primer momento por poner el principal foco de atención
en las víctimas: la familia del muerto, el guardaespaldas que resultó mutilado,
el guardia civil traumatizado por su servicio durante los años de plomo en el
País Vasco, la profesora universitaria exiliada por las presiones de los
intolerantes… Porque, como el título que hemos prestado tomado de Quevedo, ese
olvido que acaba barriendo tantas cosas siempre se lleva por delante, y en
primer lugar, el recuerdo de los más inocentes (asunto que, por su propia
biografía, mortifica al protagonista).
El segundo foco del
relato ilumina a una sociedad moralmente enferma que, ajena a la expansión de
esta forma de peste, que alimenta una concepción sentimental y falsa de la
patria, bien fuera por miedo, bien fuera por comodidad, decidió en un momento
dado mirar hacia otro lado y desentenderse de lo que estaba sucediendo.
Y el tercer foco alumbra
algunos de los mecanismos del Poder político, a veces participando en una
guerra sucia que le colocaba éticamente a la misma altura de sus enemigos (los
GAL), a veces planeando acuerdos en la sombra para lograr una convivencia
temporal en paz, aunque la libertad haya de ser sacrificada.
Se trata, pues, de un
álbum que rinde homenaje a las víctimas de la Historia, aquellas que perecen
cuando las pestes de toda índole y motivación invaden las tierras y contaminan
mortalmente a los hombres y mujeres dormidos que olvidaron ya la anterior
epidemia.
Viendo los titulares sobre el asunto de ETA que abarrotan las páginas en los diarios o las discusiones en las tertulias, no será un libro cómodo ni para la izquierda ni para la derecha en este país de blanco o negro, pero es un libro honesto.
Si es bueno o malo será algo que podréis valorar muy pronto: Norma tiene prevista su presentación para el mes de abril. Sant Jordi nos espera.
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